Resumo (PT):
ES: El 1 de julio de 1321, María de Molina falleció en Valladolid. La Crónica de Alfonso XI cuenta que, después de disponer de los asuntos del reino y la crianza del monarca, confesó muy devotamente y dio el alma a Dios. María de Molina había hecho tantas buenas obras en vida, especialmente fundaciones eclesiásticas, que el legado papal, el obispo de Sabina, otorgó perdones a todos los que rezaran por su alma. Dicha semblanza, pese a ser enormemente positiva, no hacía justicia a la difunta reina. María de Molina se convirtió, sin lugar a dudas, en la figura más importante de la Castilla “posalfonsí”. La reina fue una presencia fundamental entre la década de 1280, en los estertores del reinado de Alfonso X, y la de 1320, en plena minoridad del Onceno. La inestabilidad política y las sombras sobre la legitimidad de sus derechos al trono que acecharon a Sancho IV y a su linaje hicieron de estas cuatro décadas un periodo tan fascinante como conflictivo. María de Molina no sólo jugó un papel clave en esta época, sino que, en cierta manera, le dio una cohesión y un orden. [texto de Fernando Arias Guillén extraído de la introducción de la obra]
Abstract (EN):
Language:
Spanish
Type (Professor's evaluation):
Scientific
Contact:
Disponível em: https://uvadoc.uva.es/handle/10324/55738 (UVaDOC Repositorio Documental de la Universidad de Valladolid)
No. of pages:
364
ISBN:
978-84-1122-318-8
Electronic ISBN:
978-84-1122-615-8